Generalmente cuando la gente lee los blogs parecería que todo es fácil. Si es uno de cocina, las imágenes resultantes de las recetas elaboradas de forma sencilla son espectaculares, sin embargo, uno al realizarlas, ve otro resultado totalmente diferente y no en un buen sentido.
Lo mismo podemos ver en blogs sobre diabetes, todo parece sencillo: cifras de glucosa ideales, nos platican (ahora me les uno a los blogueros: les platicamos) sobre lo fácil que es el conteo de carbohidratos, las microinfusoras de insulina, sensores, glucómetros, jeringas, etc. Pero no, la realidad, nuestra realidad, no dista de lo que vive cualquier persona con diabetes, simplemente nosotros creemos (porque lo vivimos) que no se puede ver todo con un solo lente. Elegimos ver con un lente que nos deje ver más allá de lo que una enfermedad crónica trae consigo y emplear esos baches que conlleva tener diabetes como sesiones intensivas de aprendizaje. Al convertirlo en aprendizaje, se transforma en algo bueno, se los platicamos y en realidad ya no se ve como algo taaaan malo. Les platico, cuando entrené para el maratón lo hacía tal como me lo indicaba mi entrenador (que también es doctor). Levantandome temprano, ajustando tiempos para las carreras largas, etc. Sin embargo hubo una semana pasada en la que no pude hacer nada y cuando digo nada es: NADA. No me pare ni un día en la pista. Al inicio se lo achaque al cambio de horario, pffff era como sí me levantara a las cuatro de la mañana (se que en teoría es lo mismo, si me duermo a las diez de la noche y me levanto a las cinco en el nuevo horario en realidad duermo lo mismo, pero en la practica sabemos que no es igual). Me sentía cansada, mis cifras de glucosa lunes y martes relativamente bien, ligeramente más altas de lo que acostumbro pero aún en rangos normales, nada que preocuparse. El miércoles comenzó a subir la glucosa, primera señal de alarma de que algo en mi cuerpo no estaba bien, pero yo me sentía bien... hasta la tarde, el jueves tenía fiebre y malestar estomacal entre otras cosas que no quiero mencionar.
Como buena mexicana y haciendo las cosas mal me dije: me "ha de haber echo daño algo que comí", me tome la clásica pastilla para el dolor de estómago y listo, pero no estaba listo.
El dolor, aunque más leve, seguía, la fiebre continuaba. El viernes lo sobrelleve pero el sábado al ver que no podía (ni quería) correr le llame a mi gastroenterólogo, le comente mi situación y me dijo que fuera al hospital donde tiene su consultorio a que me hicieran unos estudios. Al revisarme me dijo, "mira, no te voy a dar antibiótico hasta ver los resultados "(me encanto, porque hay médicos que sin saber te dan antibióticos y quizá lo que tienes no se trata con antibióticos y ahí vas por la vida cargada de ellos y haciendo resistencia a los mismos para que no sirvan cuando si los necesitas), me hizo toda serie de estudios de los cuales aún no tengo el resultado pero si una conclusión: no debo comer en la calle, aún si los elotes con queso son mi debilidad y el lugar parezca limpio, con el calor y el viento en la noche los bichos pululan y una de esas puede caer en mi comida. ¿Algo diferente de mi a otra persona sin diabetes? No, la diferencia es que a mi, con diabetes, me generó alteraciones en mi glucosa y no sólo un día, sino en varios que me impidieron continuar con mis entrenamientos y, además, me género estrés innecesario, porque el tiempo corre, el maratón se acercaba y yo me daba el lujo de vacacionar de mis entrenos por estar enferma. Con todo esto les quiero decir que sí, una enfermedad ya sea gripa, estómago o algo es horrible para cualquier persona, pero para una persona con diabetes es, quizá, no digo peor, pero si requiere más cuidados, porque la glucosa se eleva y si no se logra manejar puede alargar el ciclo natural de una sencilla enfermedad y causar más alteraciones en la glucosa y así. Un círculo vicioso. Lado positivo de la diabetes y enfermedad: si has llevado un manejo más o menos adecuado de tus glucosas, alimentos y conoces tu cuerpo, podrías anticipar que traes algún bicho dentro de ti aún sin tener el primer estornudo. Tan sólo con observar tus curvas de glucosa (ojo, no digo que así sea siempre y para todo) y entonces comenzar a tomar acciones. En el caso de la microinfusora de insulina puedes tener un basal alterno para días de enfermedad y es maravilloso porque te olvidas del tanteo y te puedes ocupar sólo de la enfermedad sin preocuparte tanto de la diabetes. En fin, mi conclusión es que, con diabetes o sin diabetes, las enfermedades son una lata. Te cortan el ritmo de vida que traes pero siempre es una llamada de atención que tu cuerpo te da si algo no estas haciendo bien para cuidarlo (después de todo, tu cuerpo hace tanto por ti) y tienes dos opciones: o lo escuchas y tomas acciones o tu cuerpo te hará escucharlo. Todo, tanto bueno como malo es un aprendizaje, sólo es cuestión de levantar antenas, detectarlo y decidir tomarlo como lo que es, cosas de la vida que pasan y van a seguir pasando. Puedes elegir tomarlo de la mejor manera, aprender y seguir adelante o hundirte en ello, seguir mal y terminar peor y sin aprender lección. ¿Tu que eliges?
Nota del editor: este artículo fue publicado originalmente en el blog "Sweet Sweet Marathon..." y se ha adaptado y publicado con autorización de la autora.
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