Hace unos días mientras corría en la playa por la mañana, observé algunas piedras que se quedaban "atoradas" en la arena. Me di cuenta de que mientras más tiempo se quedaban sin ser tocadas por una fuerza mayor como lo eran las olas del mar iban "hundiéndose" un poco en la arena.
Decidí regresar después del trabajo y fui al lugar donde había observado la piedra. Ya solamente se veía una pequeña superficie. Las olas más grandes no habían llegado hasta donde estaba pero sí un poco de agua que contribuyo a que la arena prácticamente "se la comiera". Fue entonces que reflexioné sobre la importancia del movimiento y no quedarnos estáticos, especialmente si vivimos con diabetes.
Pero, ¿cómo es que podríamos quedarnos estáticos viviendo con diabetes? Puede suceder de diferentes formas y aquí te las comparto:
· No tomando responsabilidad por nuestra diabetes y justificando hacer o no hacer algo mientras culpamos a alguien más.
· Todo en la vida tiene dos caras pero casi siempre es más sencillo enfocarnos en la negativa y quedarnos ahí, quejándonos de nuestra mala suerte. Increíble que te pueda parecer, la diabetes también es una oportunidad de cambiar hábitos no solo en nosotros sino en nuestra familia y ser más saludables.
· "El doctor no me da el mejor tratamiento". Pero cuando llego a consulta no llevo mis resultados de glucosa porque quizá, ni siquiera me checo o tengo miedo a que me regañe. Cuando llevas los resultados de glucosa y no solamente unos cuantos en ayuno sino antes y después de las comidas en diferentes horarios del día puedes, junto a tu médico, observar ciertas tendencias que pueden ayudar a ajustar de una mejor manera tu tratamiento.
· No decir la verdad y contestar lo mínimo necesario. Un ejemplo clásico se da ante la pregunta "¿cómo llevas tu alimentación?", respuesta: "bien". Pero no platicas que tienes unos antojos por algo dulce y que sí, a veces lo comes. El hablar con la verdad puede ser el inicio para aprender a comer eso que sientes que está prohibido, conocer el mejor tiempo para comerlo y sobretodo, poder disfrutar la comida sin miedo y sin que ello implique tener una glucosa elevada.
· Creer que al final, la vida con diabetes va a terminar mal. Este es complicado porque no podemos negar lo que hemos visto en otras personas que han tenido complicaciones derivadas de la diabetes pero, no tiene que ser así y tienes la mejor herramienta para que esto cambie y esa eres tú.
· "La nutrióloga me da una dieta que no me gusta". Pero prefiero a que me ponga qué comer porque no quiero/me cuesta trabajo aprender el conteo de carbohidratos o usar equivalencias.
· "No tengo tiempo para estudiar sobre diabetes", pero no hemos contado la cantidad de tiempo que empleamos para ver redes sociales y contenidos que generalmente aportan poco a nuestra vida.
· "La vecina, comadre, amiga, etc., tomó _____(agregar el nombre de poción mágica que cura la diabetes) y ya no tiene diabetes". Pero la vecina, comadre, amiga, etc., no se revisa la glucosa y no sabe en realidad cómo está. Si, todos queremos ya la cura, pero hasta ahora lo que SÍ tenemos son herramientas (medicamento, educación, hábitos saludables, etc.) para poder vivir bien, con las glucosas en rangos adecuados y sobretodo de forma saludable. ¿Realmente para qué estamos esperando la cura?, ¿para poder tomar refrescos, comer pasteles, no hacer ejercicio y tener nuevamente una vida "normal"?
· "La tecnología es muy cara para mí". La tecnología es una maravilla que ha llegado a nuestras vidas con diabetes, pero, ¿es obligatoriamente necesaria?. No, existen formas de lograr manejar de la mejor manera la diabetes con incluso uno o dos chequeos de glucosa al día. La clave: "educación en diabetes". Y sí, aún si se tiene acceso a la tecnología si no hay educación en diabetes lo más seguro es que no le sacaremos el jugo que podríamos sacarle e incluso podría ser más frustrante.
Y podemos continuar. En realidad, creo que cada uno, muy en el fondo sabemos qué ideas, creencias y pretextos tenemos para quedarnos estáticos y es que en ocasiones es muy cómodo porque, aceptémoslo, el no hacernos responsables de nuestra diabetes y pretender qué no existe nos da la oportunidad de no interiorizar, analizarnos, reflexionar y hacer los cambios que nuestro cuerpo nos está gritando que hagamos. Es más cómodo hasta que deja de serlo.
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